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Meditación. Sentir el cuerpo interno.

La meditación y la Osteopatía tienen puntos en común. Ambas prácticas se encuentran en el silencio, como lo expresé en una nota pasada hace un par de meses.

Cuando hablo del silencio no me refiero únicamente a aquel vinculado a la ausencia del sonido. Me refiero en realidad a la calma que surge y se siente cuando estamos fuera de la ebullición de nuestros pensamientos y las preocupaciones diarias. Un lugar donde habitamos y estamos presentes en lo que está pasando por un momento largo o breve. ¿Conocés ese lugar?

El lugar de silencio en la Osteopatia

Momento de quietud en la sesión de Osteopatía.

Hay distintas técnicas, prácticas meditativas y disciplinas (ej. Osteopatía, Yoga) que nos pueden facilitar el encuentro con ese silencio. En esta oportunidad y con mucha humildad les voy a transmitir un poco de las enseñanzas del maestro espiritual Eckhart Tolle vinculadas a mi propia experiencia y conocimientos.

Muchos dicen, incluída yo, que para meditar lo único que hay que hacer es sentarse y meditar. Si bien hay algo de esa afirmación que es cierta ya que sólo necesitamos tiempo y nuestra presencia para hacerlo, también es verdad que hay herramientas que nos pueden facilitar el camino.

Una de las mayores dificultades que podemos encontrarnos en el momento de querer meditar es la cabeza (la mente). No podemos dejar de pensar, no podemos dejar de pensar que no podemos dejar de pensar y no podemos evitar reaccionar ante ello (enojarnos, frustrarnos, etcétera).

Otros de los problemas que te podés encontrar es quedarte dormido, sentir dolor físico, picazón, ansiedad, incomodidad, etcétera. Trabajando la mente, todos estos problemas disminuyen o desaparecen completamente con el tiempo. Vamos a empezar por ahí.  Vamos a realizar una práctica que nos ayude a focalizar y calmar nuestra mente.

La estrategia acá es parecida a la que podemos tener si vemos a un niño en su intento de aprender a caminar. En principio podés reaccionar de dos maneras. Una es ir corriendo, hacer un escándalo y gritar por la caída del niño y quizás, sin querer, asustarlo. Otra opción es no darle tanta importancia al evento, asegurarte que el niño está bien, sonreír, distraerlo con otra cosa y motivarlo a que siga intentando.

Del mismo modo, si queremos cambiar el comportamiento de nuestra mente y la atacamos con frases como “tengo que poner la mente en blanco”, “no tengo que pensar” o “¡que mal! no puedo dejar de pensar”, “los pensamiento de m****”, es probable que la mente no se calme, y que aumenten los pensamientos.

La propuesta es no castigar a la mente. Es redirigirla hacia un lugar específico. En otras palabras, enfocarla en una sola tarea. ¿Por qué es bueno esto? En ese escenario, la mente se “entretiene”, se calma y la cantidad de pensamientos baja. Cuando esto ocurre hay lugar para que el silencio empiece a emerger lentamente.

Eckhart hace referencia al Inner Body (cuerpo interno). Es un concepto que evoca a la expresión más pura de vida que habita en nosotros. Está presente todo el tiempo pero podemos sentirla en pocas ocasiones ya que nuestra atención se enfoca en otras cosas (pensamientos, trabajo, ocupaciones, etc).

Captar y sentir esa expresión de vida no es sencillo. No estamos acostumbrados a sentir algo que no lo podamos catalogar de alguna forma como, por ejemplo,  frío, caliente, duro, suave o como una cosa (ej. sentir una mesa, sentir una mano). Acá no sentimos “algo”, acá sentimos, acá nos sentimos a nosotros mismos. No hay nada para agarrar ni para catalogar. Para nuestra mente ese concepto es sumamente difícil de entender.

Te propongo que practiques el siguiente ejercicio:

  1. Ingresá a una sala silenciosa, donde nadie te moleste y silenciá tu celular.
  2. Sentate cómodamente en una silla.
  3. Cerrá los ojos.
  4. Elegí una zona de cuerpo. Ej. mano, pierna, cabeza, etcétera.
  5. Concentrate en sentir esa zona sin moverla.
  6. Quedate un rato sientiendo por 5/10 minutos.
  7. Lentamente abrí los ojos.

Puede ser que al comienzo te haya costado sentir “algo”. Tu sensación fue correcta: no estamos buscando sentir nada. Estamos buscando sólamente sentirnos, sentir la vida que circula dentro nuestro. Las estructuras concretas que elegimos al comienzo, son una puerta de acceso en realidad a esa expresión de vida y son una forma de ocupar nuestra mente pero no son el objetivo final.

Llegar a ese silencio y a sentir el Inner Body requiere de práctica y tiempo. Es más fácil cada vez. Hay que seguir intentando.

 

La Osteopatía y la meditación. El encuentro del silencio.

Muchas veces escucho a pacientes o a colegas decir que la experiencia que se vive en la sesión de Osteopatía es parecida a la de la práctica de la meditación. El silencio, la calma y la sensación de liviandad posterior.

Yo pienso lo mismo. Por eso en esta entrada me voy a aventurar a hablar de la meditación, con mis propias palabras y según mi conocimiento y experiencia, y voy a buscar puntos de encuentro con la Osteopatía.

La meditación

La meditación se trata de estar y permanecer presente en el momento y en el lugar con lo que sea que esté ocurriendo. No hay cosas que estén mal ni bien, no hay éxito y no hay fracaso. Hay aprendizajes. En el momento de meditar se plantea una intención, una dirección o un camino y , después, se observa lo que ocurre sin juicio.

Vamos a correr a un costado la expresión “poner la mente en blanco” para referirnos a la meditación, que puede resultar confusa, y vamos a sacudirnos la exigencia interna de imponernos que tenemos que llegar a algún lado o ser de cierta forma para poder meditar.

Te propongo que pongas en práctica lo siguiente:

Ejercicio

  1. Silenciá el celular, cerrá la puerta. Encontrá la forma de que por unos minutos nadie te interrumpa.

  2. Sentate cómodamente en una silla, de forma erguida, sin que te resulte una posición forzada o incómoda. Podés colocar almohadones en el respaldo si te resulta más cómodo.

  3. Tratá de no cruzar las piernas ni los brazos. Podes apoyar las manos sobres la falda o entrecruzarlas.

  4. Cerrá los ojos. Luego vas a prestar atención a tu respiración. Sentí como el aire entra y sale en forma natural.

  5. Si pasan pensamientos, no te preocupes, es normal. No queremos obligarnos a no pensar pero tampoco queremos quedar enganchados a los pensamientos. Entonces, si llega un pensamiento, te corrés. Si vuelve, lo corrés. Y así…

  6. Si surge un dolor, una molestia, una sensación de picazón en el cuerpo, tampoco te enganches con eso… no le prestes atención y vas a ver cómo se va, igual que los pensamientos.

  7. Quedate así por unos minutos. Puede ser 1, 5, 1o o 30. Al principio está bueno practicarlo más tiempo ya que se tarda más en llegar a un estado de relajación profunda.

  8. Cuando quieras abrir los ojos y empezar a moverte, recordá hacerlo despacio y en forma paulatina.

Sin importar el resultado, si hiciste este ejercicio ya empezaste tu práctica de meditación.

Calma interna. Quietud. Fuente: Tonn Motoki.

Para que entiendas mejor el objetivo de este ejercicio voy a contarte algo que me decía mi mamá cuando asistía a sus jornadas de meditación: “Imagina una botella con agua y tierra adentro revuelta. Visualizá qué pasaría si apoyas esa botella en una mesa….con el paso del tiempo, la tierra del agua se va a asentar en el fondo y el agua se va a volver cristalina. Ahora imaginalo como si efectivamente ocurriera.”

En este ejemplo la tierra representa ese caos que son todos nuestros pensamientos juntos y el agua clara sería el estado al que queremos llegar con la meditación, es decir, la calma. La botella a través del apoyo con la mesa encuentra quietud física. El que medita encuentra lo mismo a través de la quietud física y el contacto con la respiración.

Quedarnos quietos físicamente y llevar la atención a la respiración ayuda  a generar quietud en nuestros pensamientos y tal vez nos puede ayudar a hallar un espacio interno donde hay más claridad.

La Osteopatía

En una sesión de Osteopatía, a través del contacto de las manos del osteópata, el paciente siente su cuerpo, conecta con el. De cierta forma, ocurre lo mismo que con la botella de agua. La quietud (el apoyo en la camilla) y el contacto físico directo facilitan que el paciente transite una quietud interna y que el caos en su mente se asiente al igual que la tierra en la botella.

La mayoría de la gente consulta al osteópata porque siente alguna clase de dolor o malestar en el cuerpo. Pocos saben que la Osteopatía, por su forma de trabajo, también facilita  procesos de conciencia personal y corporal: los pacientes, con el paso de las sesiones, empiezan a registrar naturalmente, cada vez más, lo que les pasa a nivel físico, emocional y espiritual. Muchos se sienten más livianos al finalizar la sesión, y lo expresan con esa palabra. Otros liberan emociones durante la sesión. Emociones que cargaban de manera inconsciente se terminan expresando con palabras o reacciones corporales como risas, llantos o enojos.

Una paciente me confesó que, a partir de atenderse conmigo, notó que cuando buscaba un estado de calma, se visualizaba relajada en el consultorio y que esa imagen le servía para sentirse mejor.

Con el tiempo y dependiendo de los casos, la osteopatía permite llegar a otros estados de conciencia que, me atrevo a decir, tienen puntos en común con los estados a los que llegamos también gracias a la meditación.

Trabajo en el tórax. Momento de silencio.

Con ambas prácticas podemos lograr:

  1. Ganar conciencia física, emocional y espiritual.

  2. Llegar a una relajación profunda.

  3. Conectar con nosotros mismos.

  4. Ambas prácticas se potencian y complementan mutuamente.

 

Si quieren compartir sus experiencias con una o ambas prácticas pueden dejarlas en los comentarios. Los leo 🙂