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La Osteopatía y otras disciplinas – Parte 2.

Una vez más me detengo a contextualizar a la Osteopatía dentro del campo de otras medicinas. A continuación haré una pequeña descripción de la Medicina Tradicional China (MTC), la Homeopatía y la Traumatología y buscaré puntos en común y diferencias con la Osteopatía.

Arranquemos con la Traumatología. Es una rama de la medicina quirúrgica que se focaliza en el tratamiento e identificación de lesiones en el aparato locomotor (articulaciones, músculos, huesos, etc.). Estas lesiones pueden ser de origen traumático (golpe o torcedura efectuado por un agente externo), congénito (desde el nacimiento) o reumático (grupo de enfermedades específicas).  El tratamiento varía según la gravedad y localización de la lesión y el contexto del paciente. Cuando hablamos de localización nos referimos a que no es lo mismo, por ejemplo, una fractura de tibia que una en dedo meñique. Sin embargo, no va ser lo mismo una fractura expuesta (en donde el hueso rompe el tejido blando y sale hacia afuera) que una pequeña fractura sin desplazamiento, en donde la gravedad es menor. En este caso va a importar más la gravedad de la lesión que la localización. Por último: el contexto, es decir, la vida personal, la edad, las enfermedades previas y el sexo van a ser importantes en el momento de decidir un tratamiento. Por ejemplo: la diferencia de un esguince en un joven deportista y en un anciano.  

El tratamiento se elige considerando estas variables. El profesional puede elegir un abordaje quirúrgico para reparar la lesión o utilizar otro tipo de elementos terapéuticos (férulas, yesos, cabestrillos, vendas, etc.). También puede derivar a otra especialidad si lo considera necesario.    

Al diagnóstico se llega con la unión de testeos (movilidad de la articulación, funcionalidad muscular, etc), observaciones (cambios de coloración de los tejidos, deformaciones, etc.) y resultados de estudios complementarios (resonancias, placas, etc). Resaltemos el uso de la palabra “complementario”. Los resultados en forma aislada son insuficientes para realizar un diagnóstico correcto.  

Puntos en común y diferencias con la Osteopatía: ambas disciplinas abordan el sistema locomotor. Sin embargo, la Osteopatía, también trabaja otros sistemas. El digestivo, el respiratorio, el nervioso, son algunos ejemplos. Los Osteópatas no operan ni utilizan elementos externos en el tratamiento. Sólo usan sus manos. En el caso de una lesión traumática, el Osteópata puede acompañar en el proceso de sanación y en la rehabilitación una vez curada la lesión. Sin bien hay diferencias, los Osteópatas también utilizamos test, observación y estudios complementarios (con menor importancia) para nuestro diagnóstico.

PH: Raw Pixel. Unsplash

 

Continuaremos con la Homeopatía. Fue desarrollada por Samuel Hahnemann, médico y farmacéutico alemán, en el siglo XVIII. Si bien hoy en día es un requisito ser médico o veterinario para poder estudiar Homeopatía, se la considera una medicina complementaria, con su propia filosofía y abordaje. Es una disciplina compleja y para entenderla profundamente no alcanza esta entrada. Mi intención es que el lector se lleve una idea general. Lo distintivo y principal de la Homeopatía es la “Ley o Principio de la Semejanza”. Esta establece que aquella sustancia que genera determinados síntomas en el paciente, es la misma que lo curará (con la administración adecuada). Se cree que de esta manera el cuerpo generará los anticuerpos (sistema de defensa del cuerpo) para autocurarse.  Los medicamentos homeopáticos suelen presentarse en forma de glóbulos, comprimidos, gotas o ampollas. Su composición es de origen vegetal mezclado con algún excipiente que le da forma y consistencia, por ejemplo el azúcar en el caso de los glóbulos. La elección de la dosis y medicación depende del cuadro del paciente y se basa en las enseñanzas dejadas por Hahnemann. 

Si bien en su origen la Homeopatía es una sola, con el paso de los años se generaron dos tipos de abordajes: los unicistas y  los pluralistas. Los primeros consideran que se debe utilizar un único medicamento en el tratamiento del paciente. Por el contrario, los pluralistas utilizan varios medicamentos para aliviar distintos síntomas.

Puntos en común y diferencias con la Osteopatía: ambas disciplinas comparten el concepto de autocuración. Dicho en otras palabras, la capacidad propia de cada cuerpo de auto curarse. Ambas disciplinas nacen en la misma época y si bien sus fundadores residieron en distintos continentes, probablemente fueron influenciados por similares corrientes filosóficas. La diferencia entre ellas radica en su abordaje: mientras los Homeópatas usan medicación, los Osteópatas usan sus manos.

PH: Matt Briney. Unsplash

 

Por último hablaremos de la Medicina Tradicional China (MTC). Es un sistema médico independiente que en la actualidad cuenta con distintas corrientes y escuelas. Sus bases se encuentran en la filosofía taoísta y confucionista. Estos son sus principales pilares: el concepto de Chi y de yin y yang, los cinco elementos y el sistema de meridianos.  Sus formas de terapias son: terapia nutricional, la terapia de medicamentos, medicina manual, doctrinas del movimiento como el chi kung y el tai chi y la acupuntura.

Como se puede apreciar la MTC es una medicina muy completa y compleja. En esta oportunidad solo explicaremos el tratamiento a través de la acupuntura que suele ser la temática que más despierta curiosidad. La acupuntura ,a través de la punción, trabaja sobre puntos claves en la piel, que están vinculados con órganos. Su estimulación o relajación puede liberar bloqueos energéticos y nivelar desequilibrios.

Puntos en común y diferencias con la Osteopatía: ambas disciplinas contemplan la posibilidad de que los síntomas del paciente son consecuencia de desequilibrios sistémicos. Por ello el tratamiento en ambos casos es integral. Otro punto en común es que ambas tratan gran cantidad de malestares, dolores y enfermedades. No se centran en un área en particular. La MTC trabaja sobre los meridianos y desequilibrios energéticos, entre otras cosas. La Osteopatía no trabaja directamente sobre esos puntos. Su foco principal es la identificación y tratamiento de regiones con alteración en su movilidad.

PH: Igor Ovsyannykov. Unsplash

 

Me gustaría conocer un poco qué experiencias tuvieron con todas estas disciplinas. ¿Las conocían? ¿Se atendieron con alguna de ellas? Los invito a comentar lo que consideren valioso respecto a ellas y, si tienen, alguna duda.

 

Fuentes:

-Kerckhoff, Annette. La enfermedad y la cura. Conceptos de una medicina diferente.

-Kent, James Tyler. Filosofía Homeopática.

 

Qué es la Osteopatía.

Cada semana tengo una respuesta distinta.

Y no es por confusión o por falta de conocimiento (que en otras áreas me podría pasar). Tiene que ver con que la osteopatía es una disciplina viva y cambiante.

Como una semilla.

Entendemos qué clase de árbol saldrá de ella una vez que pasa un tiempo, crece, y dejamos que las ramas armen su propia obra.

Sólo la entendemos al vivirla, tanto si somos pacientes como si somos el terapeuta.

De todas formas, vamos a usar algunas palabras a modo de acercamiento…

La osteopatía es una medicina, una ciencia, un arte y una filosofía.

Las herramientas de trabajo: las manos.

Nuestro foco está en lo particular y en la totalidad del paciente. Esto quiere decir que tanto en el estudio, como en nuestro consultorio, le prestamos atención al detalle. Sin perder la noción de que el ser humano es un todo y que por ello debe ser tratado como tal,  no como la sumatoria de sus partes.

Nuestra referencia principal es el movimiento. La ausencia de movimiento es un terreno fértil para el desarrollo de dolores, malestares y enfermedades. Cuando el movimiento es libre, en cambio, hay espacio. La sangre irriga y drena (junto con el sistema linfático). La inervación llega a los tejidos.

Cuando el movimiento es libre, hay salud.

Ejemplo: El nervio mediano, por la tensión de los tendones que pasan por la muñeca, se comprime. Esa tensión genera dolor en la mano por la falta de libertad de movimiento del nervio.

¿Qué es la Osteopatía? ¡Qué pregunta!

A modo de síntesis, para seguir ampliando la definición, comparto los principios de la osteopatía dictados por la OMS:

-El ser humano es una entidad funcional dinámica, cuyo estado de salud es influenciado por cuerpo, mente y espíritu.

-El cuerpo posee mecanismos autorreguladores y es naturalmente auto sanador.

-La estructura y la función están interrelacionadas en todos los niveles del cuerpo humano.

Fuente:

OMS (2010). Parámetros para la formación en osteopatía. Puntos de referencia para la formación en medicina tradicional/complementaria y alternativa. Suiza. 

Cómo llevarse bien con la tensión muscular.

¿De dónde viene la tensión muscular? ¿Por qué nos contracturamos tan fácilmente?

Hay más de una respuesta a esta pregunta. Depende del contexto y de la persona.

Sin embargo, podemos explorar algunos puntos generales que pueden ayudar a aclarar el panorama…

En el día a día se puede decir que actúan dos sistemas: el sistema nervioso simpático y el parasimpático.

El primero es el encargado de llevar a cabo nuestros mecanismos de defensa, lucha o huída. Entre otras cosas, dirige la sangre a los músculos y acelera el corazón.

El otro sistema, el parasimpático, es lo opuesto. Se activa en momentos de reposo o de descanso y cuando comemos. La típica fiaquita después de comer es el sistema parasimpático en acción. En este caso la sangre va hacia el sistema digestivo principalmente. Nos da sueño y buscamos el reposo.

Por eso nos dicen, por ejemplo, que no es conveniente meterse a la pileta después de comer. Nuestro cuerpo pone su atención en la digestión, no en los músculos para nadar. Les confieso que nunca le di bolilla, siempre me metí a la pileta después de comer. No digan nada.

Cuando una situación de estrés se presenta (de cualquier tipo) nuestro cuerpo reacciona. Eso puede ser muy útil si, por ejemplo, te persigue un loco con cuchillo.

El problema es cuando esa sensación de amenaza es constante en nuestra cabeza. Ésta no distingue la diferencia entre un pensamiento o sensaciones de peligro, de una situación “real”.

Esto significa que vamos a estar en un estado de alerta constante y ,por lo tanto, tensionados (y con otros posibles trastornos, por ejemplo, digestivos).

El reto ahora, es qué hacer con esta información…

Por lo pronto, saber todo esto, es útil.

Señala la importancia de aprovechar los momentos de descanso. Dormir apagando la cabeza sin desenchufarla de golpe por falta de batería o sobrecarga. Es importante que exista una transición entre un sistema y otro.

Mejor dar lugar a que otro sistema opere cada tanto. Que no domine siempre el sistema de defensa. Nos invita activamente a buscar momentos para nosotros. Comer con tranquilidad, por ejemplo. Sólo comer. Sin usar el celular, sin mirar la tv, sin pensar en millones de cosas que nos preocupan. Sólo comer, aunque sea por unos minutos, destinar energía a esa tarea.

Otro punto importante es entender que en esos momentos de tensión, nuestro cuerpo acude en nuestra ayuda. Nos prepara para enfrentar una amenaza. El tema no es censurar las reacciones del cuerpo si no hacer un cambio en la información le enviamos.

Además de mandar información de estrés y preocupaciones, dar información de descanso y tranquilidad, aunque sea por unos minutos, independientemente de la circunstancia.

Con esto podemos generar una diferencia y disparar futuros cambios.

En la Osteopatía podemos tratar las tensiones musculares desde esta perspectiva, entre otras. Tratamos de identificar, junto al paciente, el origen no siempre visible de su malestar. Puede estar vinculado tanto con la sobreestimulación de su sistema nervioso simpático como con otros motivos.

En una sesión de osteopatía puede presentarse este escenario y es parte de lo que tratamos en el consultorio.

Cómo llevarnos bien con la tensión muscular

Este imagen es de Unsplash

Ma, no quiero ser médica.

-Ma, no quiero ser médica. – comenté a mi mamá cuando tenía 6 años. Salíamos de la guardia del hospital y era mitad de la noche. Mi hermana en ese momento tenía 10 años y había ingresado por una emergencia. Escuchaba sus gritos de dolor desde el pasillo. Yo tenía miedo. Estaba invadida por la preocupación y la angustia. Me sentí muy sola.

Por suerte mi hermana no tenía nada grave y pudimos volver a casa un par de horas después.

Y por qué este recuerdo en relación a la pregunta de si quería ser médica o no.

A veces noto una contradicción en la forma de vincularnos día a día con el dolor (hay muchos tipos de dolores, no hablo de ninguno en particular). Pareciera ser que “normalizamos” al dolor, por ejemplo, tomando ibuprofeno. Como queriendo decir que está bien sentir dolor. Siempre hay una excusa para que aparezca: la edad, el trabajo, el ritmo de la ciudad, el calor, el frío. Otras veces pareciera que le tenemos pánico. No queremos sentir ninguna clase de dolor, por más mínimo o pasajero que sea. Mejor si no nos enteramos, mejor que pase desapercibido.

Y la realidad es que no sabemos cómo vivir con él, cómo interactuar. No digo que haya que ser un mártir o aguantar. Al contrario. Aguantar implica sostener, retener. Evoca quietud, algo sin movimiento. Y para nuestra salud no queremos eso.

Hay que lograr que el dolor se mantenga vivo. No porque queramos que viva para siempre.

Sería interesante preguntarnos si el dolor no estará allí por algo. De ser así, ¿podríamos escuchar lo que tiene para decir? ¿Seríamos capaces de pasar el momento de susto y temor y permanecer allí, sólo escuchando?

Mi perro parece tenerla bastante clara en este tema. Cuando él está cansado, descansa. Si le duele algo lo muestra y sabe buscar ayuda y amor. Siempre se muestra agradecido por los cuidados. Cuando se siente mejor lo expresa y lo aprovecha. Él no se identifica con su dolor. Solo vive con él armoniosamente y hace lo mejor dentro de sus posibilidades. Se cuida, conoce sus nuevos tiempos y circunstancias y no anda caminando por ahí sintiéndose una pobre víctima.

Bueno… pero ¿por qué no quería ser médica?

Hoy me doy cuenta que lo que quería decir con eso era:

– ma, no quiero sentir dolor y no quiero ver a los otros sufrir.

Con mi años de práctica ostepática aprendí que el dolor siempre aparece por algo y que no es malo.

La dolencia comunica.

Nos ayuda.

Cuando nos lastimamos, por ejemplo, nos advierte que necesitamos de cuidado. Cuando sufrimos una pérdida nos puede recordar el amor que tenemos dentro, etc.

Los mensajes serán personales de y para cada uno.

El desafío es escucharlo y no distorsionar el mensaje que nos manda. Dejarlo ahí sin teñirlo de miedos, enojos, prejuicios o ansiedades. Simplemente estar abiertos al aprendizaje, a una forma distinta de vincularnos con el dolor.

Ser medico. Osteopatía Lucía Lanziano.