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Consejos para el antes y el después de una sesión de Osteopatía

Si ya agendaste una sesión de osteopatía o estás pensando en hacerlo, te dejo una serie de recomendaciones para ir mejor preparado y saber qué esperar al finalizar la sesión.

Antes

Cada osteópata trabaja distinto. Algunos prefieren que el paciente permanezca en ropa interior durante la sesión ya que facilita el contacto con el tejido y le permite ver con mayor claridad las zonas que puedan presentar alguna alteración (zonas comprimidas, desiguales, hinchadas, etc). Otros, priorizamos la comodidad del paciente y observamos/palpamos con la ropa puesta. Ambas opciones son válidas. Lo ideal para el último caso es llevar un short o calza (que no sea demasiado apretada) y una remera suelta. Siempre llevá ropa que te resulte cómoda para que no estés pendiente en la sesión de lo que tenés puesto.

Durante la sesión se va a movilizar todo el cuerpo. Esto incluye, en mayor o en menor medida, a los órganos abdominales (estómago, intestinos, etc). Por lo tanto, te recomiendo que no comas o bebas demasiado líquido por lo menos una o dos horas antes de la sesión.

Consultorio de Osteopatía


Después  

Es normal sentir cansancio después de la sesión de Osteopatía. Bostezar cinco veces en pocos segundos es lo frecuente. Sentirse «en otro mundo» o «como un zombie» (dicho por algunos pacientes míos) es completamente normal. Es un efecto de la relajación y el trabajo físico realizado. Nada muy distinto a lo que uno puede sentir después de correr un rato por el parque o realizar alguna actividad física. Ojo, la sensación no indica si estuvo bien o mal la sesión. Cada persona tiene un metabolismo distinto y reacciona diefrente a los estímulos y el trabajo.

En ambos escenarios, lo mejor que podes hacer después de la sesión, es nada. Llegar a tu casa y descansar. Si no podés dormir, recostate igual, leé un libro o hace algo que te ayude a relajarte. Es importante, después de trabajar con el cuerpo, tener un momento para que todo lo elaborado y movilizado en la sesión se asiente.

Otro punto a tener en cuenta es el ciudado personal. Comé liviano ese día, evitá que el sistema digestivo tenga que gastar demasiada energía en digerir comida ya sea por la abundancia o por la pesadez del alimento (grasas, azúcar, etc). Tomá bastante líquido y preferentemente agua, ya que así limpias mejor tu organismo.

Evitá realizar deporte o actividades exigentes en las siguientes 48hs. El trabajo y los ajustes elaborados durante la sesión seguirán operando unos días después. Dale la posibilidad a ese trabajo de continuar su curso para que los frutos de la sesión se asienten aún más.

Exploración de abdomen-Sesión de Osteopatía

Para la próxima

El feedback del paciente es muy importante para el osteópata. En el tiempo que transcurra entre una sesión y otra permanecé atento a los cambios que puedas sentir en tu cuerpo, en el ánimo, la calidad del sueño, en tu energía, la digestión, etc. Anotá si tenés miedo de olvidarte. Y comunicalos antes de la siguiente sesión.

Espero que te resulte útil la información. Si tenés más dudas con respecto a la sesión de osteopatía o la osteopatía en general, no dudes en consultarme.

Meditación. Sentir el cuerpo interno.

La meditación y la Osteopatía tienen puntos en común. Ambas prácticas se encuentran en el silencio, como lo expresé en una nota pasada hace un par de meses.

Cuando hablo del silencio no me refiero únicamente a aquel vinculado a la ausencia del sonido. Me refiero en realidad a la calma que surge y se siente cuando estamos fuera de la ebullición de nuestros pensamientos y las preocupaciones diarias. Un lugar donde habitamos y estamos presentes en lo que está pasando por un momento largo o breve. ¿Conocés ese lugar?

El lugar de silencio en la Osteopatia

Momento de quietud en la sesión de Osteopatía.

Hay distintas técnicas, prácticas meditativas y disciplinas (ej. Osteopatía, Yoga) que nos pueden facilitar el encuentro con ese silencio. En esta oportunidad y con mucha humildad les voy a transmitir un poco de las enseñanzas del maestro espiritual Eckhart Tolle vinculadas a mi propia experiencia y conocimientos.

Muchos dicen, incluída yo, que para meditar lo único que hay que hacer es sentarse y meditar. Si bien hay algo de esa afirmación que es cierta ya que sólo necesitamos tiempo y nuestra presencia para hacerlo, también es verdad que hay herramientas que nos pueden facilitar el camino.

Una de las mayores dificultades que podemos encontrarnos en el momento de querer meditar es la cabeza (la mente). No podemos dejar de pensar, no podemos dejar de pensar que no podemos dejar de pensar y no podemos evitar reaccionar ante ello (enojarnos, frustrarnos, etcétera).

Otros de los problemas que te podés encontrar es quedarte dormido, sentir dolor físico, picazón, ansiedad, incomodidad, etcétera. Trabajando la mente, todos estos problemas disminuyen o desaparecen completamente con el tiempo. Vamos a empezar por ahí.  Vamos a realizar una práctica que nos ayude a focalizar y calmar nuestra mente.

La estrategia acá es parecida a la que podemos tener si vemos a un niño en su intento de aprender a caminar. En principio podés reaccionar de dos maneras. Una es ir corriendo, hacer un escándalo y gritar por la caída del niño y quizás, sin querer, asustarlo. Otra opción es no darle tanta importancia al evento, asegurarte que el niño está bien, sonreír, distraerlo con otra cosa y motivarlo a que siga intentando.

Del mismo modo, si queremos cambiar el comportamiento de nuestra mente y la atacamos con frases como “tengo que poner la mente en blanco”, “no tengo que pensar” o “¡que mal! no puedo dejar de pensar”, “los pensamiento de m****”, es probable que la mente no se calme, y que aumenten los pensamientos.

La propuesta es no castigar a la mente. Es redirigirla hacia un lugar específico. En otras palabras, enfocarla en una sola tarea. ¿Por qué es bueno esto? En ese escenario, la mente se “entretiene”, se calma y la cantidad de pensamientos baja. Cuando esto ocurre hay lugar para que el silencio empiece a emerger lentamente.

Eckhart hace referencia al Inner Body (cuerpo interno). Es un concepto que evoca a la expresión más pura de vida que habita en nosotros. Está presente todo el tiempo pero podemos sentirla en pocas ocasiones ya que nuestra atención se enfoca en otras cosas (pensamientos, trabajo, ocupaciones, etc).

Captar y sentir esa expresión de vida no es sencillo. No estamos acostumbrados a sentir algo que no lo podamos catalogar de alguna forma como, por ejemplo,  frío, caliente, duro, suave o como una cosa (ej. sentir una mesa, sentir una mano). Acá no sentimos “algo”, acá sentimos, acá nos sentimos a nosotros mismos. No hay nada para agarrar ni para catalogar. Para nuestra mente ese concepto es sumamente difícil de entender.

Te propongo que practiques el siguiente ejercicio:

  1. Ingresá a una sala silenciosa, donde nadie te moleste y silenciá tu celular.
  2. Sentate cómodamente en una silla.
  3. Cerrá los ojos.
  4. Elegí una zona de cuerpo. Ej. mano, pierna, cabeza, etcétera.
  5. Concentrate en sentir esa zona sin moverla.
  6. Quedate un rato sientiendo por 5/10 minutos.
  7. Lentamente abrí los ojos.

Puede ser que al comienzo te haya costado sentir “algo”. Tu sensación fue correcta: no estamos buscando sentir nada. Estamos buscando sólamente sentirnos, sentir la vida que circula dentro nuestro. Las estructuras concretas que elegimos al comienzo, son una puerta de acceso en realidad a esa expresión de vida y son una forma de ocupar nuestra mente pero no son el objetivo final.

Llegar a ese silencio y a sentir el Inner Body requiere de práctica y tiempo. Es más fácil cada vez. Hay que seguir intentando.

 

El sedentarismo y entrenar para estar sentado

Cada vez son más las personas que trabajan online. Hoy ya no importa a qué te dediques o qué hagas específicamente, lo más probable es que gran parte de tu tiempo lo pases sentado frente a una computadora.

Por mis conocimientos en la Osteopatía, mi propia experiencia y observando los casos de mis pacientes, me queda claro que no hay “postura correcta” en la que permanecer sentados por mucho tiempo. Las posturas nos ayudan a minimizar los efectos del sedentarismo, a llevarlos con menos aspereza pero, a largo plazo, no nos salvan de los efectos secundarios de estar mucho tiempo sin movernos (dolores, desgaste articular, malestares, etcétera).

Creo firmemente que si necesitamos pasar mucho tiempo en la computadora, tenemos que prepararnos para ello. En otras palabras, necesitamos entrenar para estar sentados.

Este entrenamiento varía según la persona y las actividades que realice.

Les comparto, en líneas generales, lo que esa preparación incluirá:

  • Alternancia y dinamismo entre la quietud y el movimiento. En otras palabras, lograr no estar todo el día sentados en la misma postura.
  • Realizar alguna actividad fìsica. Una que incluya movimiento y estiramiento.
  • Desarrollar una buena postura durante el trabajo y crear un ambiente favorable para ello (mesa y silla adecuada, pantalla a la altura correspondiente, etc.)
  • Alimentación e hidratación adecuada.
La vida es Movimiento

Uno de los principios de la Osteopatía es: “la vida es movimiento”. Este hace referencia a que si no hay movimiento, no hay vida y, por lo tanto, no hay salud.

Llevemos este concepto al ámbito del trabajo. El tiempo máximo para permanecer sentados en la misma postura sin que aparezcan consecuencias varía entre 20 a 40 minutos según la persona y la postura que esta adopte.

talleres osteopatia lanziano

Trabajando en cualquier postura y momento.

Pasado ese tiempo, tu sistema va a empezar a trabajar de más y a generar adaptaciones para sostener esa postura. Porque sí, para estar sentados el cuerpo hace todo un esfuerzo.  En concreto, se puede traducir en una contractura en el trapecio, un dolor en la cintura, etcétera.

Como punto de partida, el primer hábito a adoptar es trabajar no más que 40 minutos de corrido. Recomiendo generar ciclos de trabajo de 20 a 40 minutos concentrado e intenso alternando con 5/10 minutos de descanso. En ese tiempo, levantate, andá al baño, tomá agua, cualquier excusa es válida para moverse. Si estás en Argentina, cambiá la yerba del mate. Puede ser útil poner alarmas que te ayuden a manejar el tiempo y no perderte en la inercia del trabajo.

Una vez incorporado esto es necesario establecer rutinas de movimiento y entrenamiento. Practicadas correctamente, el yoga y la natación son actividades completas que incluyen ambos aspectos. Sin embargo, no son las únicas dos opciones. Lo importante es realizar actividad antes y/o después del trabajo. Una opción es ir o volver del trabajo caminando o en bici o hacer una rutina simple en tu casa.

Caminando al trabajo.

Para el momento de trabajar es importante mejorar en la postura y crear un ambiente adecuado para vos (hablaré de esto en las próximas entradas).

Por último, la alimentación y la hidratación. Para que trabajes de forma eficiente, tu sistema tiene que estar ahí con vos. Si lo sobrecargamos tratando de digerir grandes cantidades de comida o comidas muy pesadas, nuestra atención y energía va a estar dividida. Por este motivo, recomiendo comer liviano durante horas laborales en pequeñas cantidades y de forma más frecuente e hidratarse constantemente (no en forma excesiva).

Lo que les quiero dejar es eso, que el cuerpo hace un esfuerzo para que podamos estar sentados y que existen formas de que lo preparemos mejor para esa actividad.

Me podés consultar si tenés alguna duda específica con respecto a la rutina de ejercicio o la postura adecuada frente a la computadora.

 

¿Qué hacemos con el estrés?

Antes de hablar del estrés, recorramos algunas definiciones.

Desde la psicología refieren a esta palabra para hablar de “la experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles” (Baum, 1990).

Por su lado, la R.A.E. lo define como “la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), por último, como “las reacciones fisiológicas que en su conjunto preparan al organismo para la acción” (OMS, 1994).

Si unificamos estas tres definiciones, podemos definir al estrés como una reacción fisiológica (natural) que se experimenta frecuentemente como agobiante y molesta y que se percibe como tensión física y/o emocional.

A mi consultorio llegan muchos pacientes con estrés. Allí observo que tanto las personas que refieren estrés como las que muestran síntomas de estrés (agotamiento, tensión física y/o emocional) sienten, además, malestares físicos puntuales. Principalmente vinculado a dolores musculares y/o articulares, malestares digestivos, dificultades para conciliar el sueño, cansancio, dolor en el pecho y sensación de angustia, entre otras cosas.

También observo que en la mayoría de los casos la persona se siente consciente o inconscientemente amenazada por una situación, por alguien o por algo.

La región del pecho suele acumular tensión en momentos de estrés.

 

Naturalmente, ante una situación amenazante, reaccionamos de dos formas: o huimos o peleamos. En ambas situaciones se activa el sistema nervioso simpático que nos prepara para afrontar la amenaza mediante los siguientes mecanismos:

– Aumento de la frecuencia cardíaca (latidos por minuto).

– Aumento de sangre en el sistema muscular (fundamental para huir o pelear).

– Dilatación de las pupilas de los ojos.

-Disminución de la actividad digestiva (no está bueno digerir la comida mientras corremos, ¿no?).

– Aumento de la cantidad de oxígeno en sangre a través de la dilatación de los bronquios de los pulmones (con la actividad de defensa el cuerpo va a consumir más oxígeno).

– Liberación de oxitocina, adrenalina y cortisol.

Estos mecanismos son muy útiles si nos quieren robar o si alguien nos ataca, ya que vamos a tener la energía suficiente para correr o para pelear. Pero cuando a la amenaza es constante y a veces “invisible” no podemos realmente huir o pelear con ella. La situación se vuelve más compleja. Para entender mejor a qué me refiero, podemos pensar en una situación cotidiana de estrés laboral, por ejemplo. Que sientas que tu jefe, un cliente o tus compañeros son una amenaza puede llegar a provocarte estrés. Para los estudiantes, una entrega de la FADU (que la he vivido antes de llegar a la Osteopatía) puede sentirse como una amenaza y el trabajo en equipo te puede estresar más de lo que podes soportar. Entonces,  ¿qué hacemos cuando huir o pelear no son una opción?

Lo primero es entender que esas reacciones que tiene el cuerpo ante el estrés son naturales. Son para ayudarte, no para hacerte daño. Asique está bueno no etiquetarlas como “malas”.

Kelly McGonigal, psicóloga estadounidense, nos anima a utilizar al estrés como un aliado. Tomar esas reacciones del cuerpo, que puede ser un aumento repentino en la respiración antes de rendir un exámen o la sensación de vértigo en la panza antes de un discurso, y usarlas para empoderarnos. Utilizar ese oxígeno y esa energía extra que nos recorre el cuerpo, esa adrenalina, para mejorar nuestra performance y afrontar la situación amenazante.

Practicar esta forma de entender el estrés requiere de práctica y tiempo. No vamos a cambiar de un día para el otro. Además, cuando no hay una situación puntual y el estrés o la sensación de estrés es permanente, es necesario tomar acción para no agotarnos y sentirnos mal física y mentalmente.

Hay muchas cosas que podés hacer:

Hablá de lo que te pasa con un amigo, compañero del trabajo, pareja, familiar o terapeuta. Las conexiones empáticas con otro ser humano, además de hacernos sentir mejor, liberan una hormona llamada oxitocina. Esta ayuda, entre otras cosas, a disminuir la ansiedad, la agresividad, el estrés y el dolor.

Realizá una actividad física o recreativa. Durante ese tiempo tu cuerpo va a generar unas hormonas llamadas endorfinas. Estas aumentan la sensación de placer, ayudan a disminuir el dolor físico o emocional y facilitan los procesos de memoria y atención. Con la actividad física también aumenta la circulación sanguínea y con eso la limpieza y nutrición de nuestro organismo. Si acumulaste una tensión debido al estrés, con la actividad la podes calmar.

Practicar Meditación o alguna actividad similar. Mucho del sufrimiento extra que experimentamos en situaciones de estrés es generado por nuestra mente ya sea por el exceso de pensamiento o por la recreación de situaciones futuras y/o pasadas a veces inexistentes que nos alejan de experimentar la situación presente.

-El tratamiento osteopático ayuda en situaciones de estrés: libera tensiones corporales a través de  la movilización física y aumenta la conexión del paciente con lo que le está pasando (con el presente). En este terreno los pensamientos se corren un poco y las emociones tienen más lugar y son libres de expresarse. Esto resulta ser muy sanador.

Toma clásica craneosacral. De uso frecuente para trabajar el sistema nervioso.

 

¿En qué consiste una sesión de Osteopatía?

Para hablar de la sesión de Osteopatía vamos a establecer seis etapas: la historia clínica, la observación y testeo, el diagnóstico, el tratamiento, el momento de equilibrio y la instancia de autorregulación.

Historia Clínica

Es el momento de charla y el recorrido por los eventos médicos y personales importantes del paciente. Esto puede incluir traumatismos (accidentes y golpes), enfermedades (actuales o viejas), trastornos digestivos, cirugías, embarazos, dificultades para dormir, golpes emocionales, etc. La intención aquí es abrir el panorama y explorar por fuera del motivo de consulta para ver si hay eventos que pueden estar conectados con lo que ocurre hoy en día.

Observación y Testeo.

Observación y Testeo

Alternancia dinámica entre ver el detalle y la globalidad. En esta etapa se aplica distintas técnicas osteopáticas de testeo que ayudan al osteópata a evaluar la vitalidad y la movilidad de los tejidos del paciente. Se evaluará al paciente de pie, sentado y acostado. La intención no está puesta en encontrar “fallas” o estructuras que estés desajustadas, sino más bien entender como está organizado el sistema del paciente.

Diagnóstico Osteopático

Momento de armado de conclusiones a partir de las etapas anteriores y selección de estructura/s prioritaria/s a trabajar en la sesión.

Testeo de columna.

Tratamiento

De caracter no invasivo. Suave pero preciso y en profundidad. Se selecciona un tratamiento de acuerdo al paciente y a la estructura a tratar. La duración del tratamiento (la cantidad de sesiones) se acuerda con el paciente de acuerdo a su evolución y criterio del osteópata.

Tratamiento del diafragma.

Equilibrio

Momento de cambio en el paciente y una búsqueda de un nuevo equilibrio. Paz y quietud.

Autorregulación

Se manifiesta la salud propia del paciente.

Equilibrio. Técnica craneosacral.

Tratamiento del Síndrome de Túnel Carpiano con Osteopatía

Qué es el Túnel Carpiano?

El Túnel Carpiano es el nombre de una región de la muñeca formada principalmente por huesos. Como su nombre lo indica, funciona como túnel o pasaje de algunas estructuras como pueden ser nervios, venas y arterias.

Qué es un síndrome?

En medicina se habla de “síndrome” cuando se reconoce la presencia de ciertos síntomas pero no se sabe con claridad el origen de ellos.

Cuáles son los síntomas del Síndrome de Túnel Carpiano?

El síntoma más frecuente es la sensación de hormigueo en los primeros tres dedos de la mano (pulgar, índice y mayor) y la mitad del dedo anular. También se puede sentir dolor en la muñeca y el  antebrazo y entumecimiento y torpeza en la mano.

El motivo de estos síntomas es la compresión del nervio mediano, que es una de las estructuras que pasan por este túnel.

Ver imagen a continuación.

Nervio Mediano en amarillo. Fuente: A.D.A.M.

 

¿Cuál es el tratamiento osteopático para este síndrome?

Primero, se hace una evaluación osteopática de todo el cuerpo para reconocer zonas que puedan estar contribuyendo a la sintomatología. Principalmente, evaluamos la movilidad, la flexibilidad, la rigidez y el estado general de la mano, muñeca, antebrazo, brazo, cuello y cabeza. Esto incluye a los músculos, tendones, ligamentos y huesos.

De acuerdo a lo encontrado se evalúa la importancia e incidencia de esas estructuras sobre los síntomas en la muñeca y se trabaja acorde.

El objetivo del trabajo va a estar dirigido a que el nervio comprimido pueda liberarse. Para ello se buscará “aflojar” las estructuras que lo aprisionan.  Esto se traduce en lograr bajar la inflamación de la zona, disminuir la tensión de los músculos y tendones y aumentar la movilidad de las articulaciones que se encuentren rígidas. Todo a partir de una terapia manual. Por ejemplo, con bombeos, técnicas reflejas, estiramientos, movilizaciones, técnicas de corrección, etc.

Dentro del tratamiento también se va a tener en cuenta el contexto de vida del paciente (actividades, trabajo, situación emocional, etc).

 

Importante!

El diagnóstico de Síndrome de Túnel Carpiano es médico. Los osteópatas hacemos un diagnóstico aparte e independiente a partir del cuadro del paciente, su relato y lo que podemos observar/evaluar.

 

La Osteopatía y la meditación. El encuentro del silencio.

Muchas veces escucho a pacientes o a colegas decir que la experiencia que se vive en la sesión de Osteopatía es parecida a la de la práctica de la meditación. El silencio, la calma y la sensación de liviandad posterior.

Yo pienso lo mismo. Por eso en esta entrada me voy a aventurar a hablar de la meditación, con mis propias palabras y según mi conocimiento y experiencia, y voy a buscar puntos de encuentro con la Osteopatía.

La meditación

La meditación se trata de estar y permanecer presente en el momento y en el lugar con lo que sea que esté ocurriendo. No hay cosas que estén mal ni bien, no hay éxito y no hay fracaso. Hay aprendizajes. En el momento de meditar se plantea una intención, una dirección o un camino y , después, se observa lo que ocurre sin juicio.

Vamos a correr a un costado la expresión “poner la mente en blanco” para referirnos a la meditación, que puede resultar confusa, y vamos a sacudirnos la exigencia interna de imponernos que tenemos que llegar a algún lado o ser de cierta forma para poder meditar.

Te propongo que pongas en práctica lo siguiente:

Ejercicio

  1. Silenciá el celular, cerrá la puerta. Encontrá la forma de que por unos minutos nadie te interrumpa.

  2. Sentate cómodamente en una silla, de forma erguida, sin que te resulte una posición forzada o incómoda. Podés colocar almohadones en el respaldo si te resulta más cómodo.

  3. Tratá de no cruzar las piernas ni los brazos. Podes apoyar las manos sobres la falda o entrecruzarlas.

  4. Cerrá los ojos. Luego vas a prestar atención a tu respiración. Sentí como el aire entra y sale en forma natural.

  5. Si pasan pensamientos, no te preocupes, es normal. No queremos obligarnos a no pensar pero tampoco queremos quedar enganchados a los pensamientos. Entonces, si llega un pensamiento, te corrés. Si vuelve, lo corrés. Y así…

  6. Si surge un dolor, una molestia, una sensación de picazón en el cuerpo, tampoco te enganches con eso… no le prestes atención y vas a ver cómo se va, igual que los pensamientos.

  7. Quedate así por unos minutos. Puede ser 1, 5, 1o o 30. Al principio está bueno practicarlo más tiempo ya que se tarda más en llegar a un estado de relajación profunda.

  8. Cuando quieras abrir los ojos y empezar a moverte, recordá hacerlo despacio y en forma paulatina.

Sin importar el resultado, si hiciste este ejercicio ya empezaste tu práctica de meditación.

Calma interna. Quietud. Fuente: Tonn Motoki.

Para que entiendas mejor el objetivo de este ejercicio voy a contarte algo que me decía mi mamá cuando asistía a sus jornadas de meditación: “Imagina una botella con agua y tierra adentro revuelta. Visualizá qué pasaría si apoyas esa botella en una mesa….con el paso del tiempo, la tierra del agua se va a asentar en el fondo y el agua se va a volver cristalina. Ahora imaginalo como si efectivamente ocurriera.”

En este ejemplo la tierra representa ese caos que son todos nuestros pensamientos juntos y el agua clara sería el estado al que queremos llegar con la meditación, es decir, la calma. La botella a través del apoyo con la mesa encuentra quietud física. El que medita encuentra lo mismo a través de la quietud física y el contacto con la respiración.

Quedarnos quietos físicamente y llevar la atención a la respiración ayuda  a generar quietud en nuestros pensamientos y tal vez nos puede ayudar a hallar un espacio interno donde hay más claridad.

La Osteopatía

En una sesión de Osteopatía, a través del contacto de las manos del osteópata, el paciente siente su cuerpo, conecta con el. De cierta forma, ocurre lo mismo que con la botella de agua. La quietud (el apoyo en la camilla) y el contacto físico directo facilitan que el paciente transite una quietud interna y que el caos en su mente se asiente al igual que la tierra en la botella.

La mayoría de la gente consulta al osteópata porque siente alguna clase de dolor o malestar en el cuerpo. Pocos saben que la Osteopatía, por su forma de trabajo, también facilita  procesos de conciencia personal y corporal: los pacientes, con el paso de las sesiones, empiezan a registrar naturalmente, cada vez más, lo que les pasa a nivel físico, emocional y espiritual. Muchos se sienten más livianos al finalizar la sesión, y lo expresan con esa palabra. Otros liberan emociones durante la sesión. Emociones que cargaban de manera inconsciente se terminan expresando con palabras o reacciones corporales como risas, llantos o enojos.

Una paciente me confesó que, a partir de atenderse conmigo, notó que cuando buscaba un estado de calma, se visualizaba relajada en el consultorio y que esa imagen le servía para sentirse mejor.

Con el tiempo y dependiendo de los casos, la osteopatía permite llegar a otros estados de conciencia que, me atrevo a decir, tienen puntos en común con los estados a los que llegamos también gracias a la meditación.

Trabajo en el tórax. Momento de silencio.

Con ambas prácticas podemos lograr:

  1. Ganar conciencia física, emocional y espiritual.

  2. Llegar a una relajación profunda.

  3. Conectar con nosotros mismos.

  4. Ambas prácticas se potencian y complementan mutuamente.

 

Si quieren compartir sus experiencias con una o ambas prácticas pueden dejarlas en los comentarios. Los leo 🙂

La Osteopatía y la prevención en el deporte.

La prevención de lesiones es uno de los principales campos que vincula a la Osteopatía con la práctica del deporte.

Las lesiones deportivas se generan por múltiples factores: cansancio, fatiga muscular, elementos externos (malas condiciones de las instalaciones deportivas, comportamientos antideportivos del contrincante, etc.), malos hábitos en el entrenamiento, falta de fuerza, deshidratación, malnutrición (vinculado a la ingesta de elementos inadecuados para la práctica deportiva), etc.

La posibilidad de sufrir una lesión siempre está presente en el deportista independientemente de lo que este haga o deje de hacer. Las posibilidades aumentan en los dos extremos de la práctica deportiva: en alto rendimiento y en el “esporádico social”. Uno por exceso de exigencia, muchas veces mal acompañado,  y otro por falta de entrenamiento o preparación.

Más allá de que no existe una forma infalible de evitar una lesión, uno puede implementar ciertos hábitos y prácticas sanas que reduzcan considerablemente el riesgo. Esto implica trabajar en la prevención de lesiones.

PH Alexander Redl

Lo primero que es importante entender es que el deporte de por sí exige de nosotros realizar movimientos y fuerza en formas distintas a las que estamos acostumbrados y preparados en la vida cotidiana. Por ejemplo, no hay circunstancia cotidiana que nos  obligue a correr por 45 minutos seguidos atrás de una pelota o a usar la fuerza que hay que utilizar en el hombro durante el saque en un partido de tenis.

En la naturaleza el uso de la fuerza y la rapidez están asociados principalmente a momentos de supervivencia: cazar a un animal, trepar un árbol, escapar de un depredador, etc. Pero dichas actividades no duran tanto tiempo y, por sobretodo, no ocurren de forma sostenida. Hoy podemos caminar tranquilamente hasta un chino para comprar huevos o pedir un Rappi que nos traiga café de un Starbucks que está a cinco cuadras de casa.  Con esto quiero decir que es importante tomar con seriedad la práctica del deporte, para poder sostenerlo a lo largo del tiempo y que tenga el menor impacto posible. Entendiendo que el deporte implica exigencia real para el cuerpo, nos tomamos su cuidado con un poco más de seriedad.

Los deportistas entrenan para poder sostener en el tiempo la demanda que implica la práctica del deporte y de esa forma tener mayor rendimiento con el menor daño al cuerpo posible. En este último sentido, la Osteopatía juega un rol importante.   

Por un lado, actúa en la prevención entendida, desde este enfoque, como la capacidad del organismo de adaptarse ante situaciones de exigencia o estrés (deporte en este caso). En otras palabra, la Osteopatía trabaja sobre la base de la capacidad que tiene el organismo de autorregularse. Esa adaptabilidad está íntimamente vinculada a la libertad de movimiento que van a tener las distintas estructuras del cuerpo. Un cuerpo rígido va a tener menos posibilidad de adaptarse a estímulos externos que uno móvil. Se puede entender muy claramente si pensamos en la capacidad de amortiguación que tiene, por ejemplo un palo de escoba, y la que tiene un resorte. Claramente el movimiento y la adaptabilidad que tiene el resorte es mucho mayor al de la escoba. Y el cuerpo puede ser uno u otro, según el grado y el tipo de entrenamiento que tenga. 

El osteópata va a trabajar junto al paciente para que ese movimiento libre esté habilitado en el cuerpo y que, por lo tanto, la capacidad de adaptación durante sesiones deportivas sea mayor.

PH Clique Images

 

En igual medida, en el caso de que ya se haya generado una lesión, el osteópata va a actuar sobre la rehabilitación de esa lesión que, siguiendo la misma línea, va a estar vinculada al movimiento. Cuando una estructura fue lesionada, el osteópata asiste en la devolución de movimiento natural y sano.

De igual modo, el tratamiento se enfoca en la búsqueda de posibles causas que hayan podido generar la lesión. En otras palabras, buscamos comprender el terreno que habilitó la lesión. Por ejemplo: una persona que está mal sentada 8 horas al día, que carga a las lumbares, va a tener pocas posibilidades de adaptación ante la exigencia de saltar para rematar un saque en voley.

En conclusión, la Osteopatía aporta al deportista una visión que se enfoca en la prevención y rehabilitación de lesiones y en cultivar su capacidad de adaptación ante estímulos deportivos exigentes. Sin embargo, el campo de la prevención también incluye: la buena nutrición, un entrenamiento acorde a la exigencia (musculación y elongación), buenos hábitos de juego y un descanso adecuado.  

   

¿Cómo afronta la Osteopatía una lesión de hernia de disco?

Las lesiones, dejando por fuera los accidentes,  no se generan de forma aislada. Siempre hay un terreno fértil previo que contribuye a la formación de la lesión.  Entonces, el primer paso del osteópata va a ser entender el terreno. A partir de la información de la anamnesis (preguntas para armar la historia clínica), de la observación y los testeos, para el final de la sesión el osteópata tiene un diagnóstico de qué condiciones pueden haber generado la lesión.

El tratamiento estará enfocado en desarmar, junto al paciente, ese camino que llevó hacia la lesión y en generar un plan para mejorar la lesión ya existente. En el caso de la hernia de disco, desarmar el camino que llevó a que la hernia se genere.

El origen de la lesión puede ser muy diverso, por ejemplo: contractura muscular, rectificación de la columna, malos hábitos de postura, diferencia de altura de miembros en forma prolongada, tensiones digestivas, etc.     

¿Qué es una hernia de disco?

Imagen de la columna vertebral lumbar. Arriba izq. vértebra tipo lumbar, a la der. el disco intervertebral. Abajo izq. articulación entre dos vértebras lumbares vista desde atrás, a la der. imagen de perfil de la columna lumbar con los discos entre las vértebras. Fuente: Atlas Netter.

Antes de hablar de las Hernias de Disco vamos a hablar brevemente de cómo está compuesta la columna vertebral. Está formada por un apilamiento de huesos (33 para ser exacta) que se articulan entre sí.

Entre hueso y hueso hay una estructura ovalada plana llamada disco intervertebral que está compuesta por una parte periférica llamada anillo fibroso y por una parte central central llamada núcleo pulposo. La función de este disco es amortiguar las presiones de la columna.

Cuando un lado del disco recibe más presión que otro, el anillo se lesiona y parte del núcleo pulposo sale hacia afuera en pequeñas o grandes cantidades (pequeña=protusión discal, grande=hernia discal) y genera irritación en estructuras cercanas (nervios),lo que genera dolor.

Las protusiones y las hernias discales están presentes en la mayor parte de la población. A veces no generan síntomas. Pero muchas veces, si no están muy avanzadas, se reabsorben solas. Pero ojo, no significa que no podamos hacer nada para prevenirlas o para mejorar nuestra condición una vez que ya las tenemos.

Lo que hay que entender es que la columna es sensible a presiones y tensiones externas e internas. Como usuarios y habitantes de nuestro cuerpo tenemos que ser conscientes de esto y amortiguar el impacto lo más posible.

Una hernia discal vista desde arriba. El núncleo pulposo sale hacia atrás y contacta con el nervio generando una presión. Fuente: Atlas Netter

 

Algunos consejos:

-Tener hábitos posturales sanos en el trabajo. Especialmente los que pasan mucho tiempo sentados o los que levantan peso. 

-Si haces algún deporte o actividad física, incluí ejercicios de elongación y estiramiento. Si jugás a nivel competitivo, complementá la actividad con ejercicios de fortalecimiento muscular. Los músculos sanos y fuertes ayudan a compensar las tensiones que recibe el cuerpo. Si están tensos y débiles generan más tensiones.

-Usá buen calzado. Desgraciadamente no caminamos más sobre pasto y tierra. Mayormente caminamos todo el día sobre cemento o pisos duros. Nuestro cuerpo no está preparado para recibir este tipo de impacto en forma constante. Mi consejo es usar calzado con cámara de aire o similar (que amortigüe). Si tenes pie cavo o plano, consulta si deberías usar plantillas.

-A la mañana, estirá. Las fascias, una red de tejido que une todo el cuerpo, se encuentra más blanda cuando nos despertamos. Aprovechá  ese momento para lograr un estiramiento general. 

-Como regla general, dormí boca arriba o de costado. Evita dormir boca abajo. Usá una almohada que le permita a tu cabeza permanecer en una posición alineada con respecto a la columna.