Autor: Lucía Lanziano

¿En qué consiste una sesión de Osteopatía?

Para hablar de la sesión de Osteopatía vamos a establecer seis etapas: la historia clínica, la observación y testeo, el diagnóstico, el tratamiento, el momento de equilibrio y la instancia de autorregulación.

Historia Clínica

Es el momento de charla y el recorrido por los eventos médicos y personales importantes del paciente. Esto puede incluir traumatismos (accidentes y golpes), enfermedades (actuales o viejas), trastornos digestivos, cirugías, embarazos, dificultades para dormir, golpes emocionales, etc. La intención aquí es abrir el panorama y explorar por fuera del motivo de consulta para ver si hay eventos que pueden estar conectados con lo que ocurre hoy en día.

Observación y Testeo.

Observación y Testeo

Alternancia dinámica entre ver el detalle y la globalidad. En esta etapa se aplica distintas técnicas osteopáticas de testeo que ayudan al osteópata a evaluar la vitalidad y la movilidad de los tejidos del paciente. Se evaluará al paciente de pie, sentado y acostado. La intención no está puesta en encontrar “fallas” o estructuras que estés desajustadas, sino más bien entender como está organizado el sistema del paciente.

Diagnóstico Osteopático

Momento de armado de conclusiones a partir de las etapas anteriores y selección de estructura/s prioritaria/s a trabajar en la sesión.

Testeo de columna.

Tratamiento

De caracter no invasivo. Suave pero preciso y en profundidad. Se selecciona un tratamiento de acuerdo al paciente y a la estructura a tratar. La duración del tratamiento (la cantidad de sesiones) se acuerda con el paciente de acuerdo a su evolución y criterio del osteópata.

Tratamiento del diafragma.

Equilibrio

Momento de cambio en el paciente y una búsqueda de un nuevo equilibrio. Paz y quietud.

Autorregulación

Se manifiesta la salud propia del paciente.

Equilibrio. Técnica craneosacral.

Tratamiento del Síndrome de Túnel Carpiano con Osteopatía

Qué es el Túnel Carpiano?

El Túnel Carpiano es el nombre de una región de la muñeca formada principalmente por huesos. Como su nombre lo indica, funciona como túnel o pasaje de algunas estructuras como pueden ser nervios, venas y arterias.

Qué es un síndrome?

En medicina se habla de “síndrome” cuando se reconoce la presencia de ciertos síntomas pero no se sabe con claridad el origen de ellos.

Cuáles son los síntomas del Síndrome de Túnel Carpiano?

El síntoma más frecuente es la sensación de hormigueo en los primeros tres dedos de la mano (pulgar, índice y mayor) y la mitad del dedo anular. También se puede sentir dolor en la muñeca y el  antebrazo y entumecimiento y torpeza en la mano.

El motivo de estos síntomas es la compresión del nervio mediano, que es una de las estructuras que pasan por este túnel.

Ver imagen a continuación.

Nervio Mediano en amarillo. Fuente: A.D.A.M.

 

¿Cuál es el tratamiento osteopático para este síndrome?

Primero, se hace una evaluación osteopática de todo el cuerpo para reconocer zonas que puedan estar contribuyendo a la sintomatología. Principalmente, evaluamos la movilidad, la flexibilidad, la rigidez y el estado general de la mano, muñeca, antebrazo, brazo, cuello y cabeza. Esto incluye a los músculos, tendones, ligamentos y huesos.

De acuerdo a lo encontrado se evalúa la importancia e incidencia de esas estructuras sobre los síntomas en la muñeca y se trabaja acorde.

El objetivo del trabajo va a estar dirigido a que el nervio comprimido pueda liberarse. Para ello se buscará “aflojar” las estructuras que lo aprisionan.  Esto se traduce en lograr bajar la inflamación de la zona, disminuir la tensión de los músculos y tendones y aumentar la movilidad de las articulaciones que se encuentren rígidas. Todo a partir de una terapia manual. Por ejemplo, con bombeos, técnicas reflejas, estiramientos, movilizaciones, técnicas de corrección, etc.

Dentro del tratamiento también se va a tener en cuenta el contexto de vida del paciente (actividades, trabajo, situación emocional, etc).

 

Importante!

El diagnóstico de Síndrome de Túnel Carpiano es médico. Los osteópatas hacemos un diagnóstico aparte e independiente a partir del cuadro del paciente, su relato y lo que podemos observar/evaluar.

 

La Osteopatía y la meditación. El encuentro del silencio.

Muchas veces escucho a pacientes o a colegas decir que la experiencia que se vive en la sesión de Osteopatía es parecida a la de la práctica de la meditación. El silencio, la calma y la sensación de liviandad posterior.

Yo pienso lo mismo. Por eso en esta entrada me voy a aventurar a hablar de la meditación, con mis propias palabras y según mi conocimiento y experiencia, y voy a buscar puntos de encuentro con la Osteopatía.

La meditación

La meditación se trata de estar y permanecer presente en el momento y en el lugar con lo que sea que esté ocurriendo. No hay cosas que estén mal ni bien, no hay éxito y no hay fracaso. Hay aprendizajes. En el momento de meditar se plantea una intención, una dirección o un camino y , después, se observa lo que ocurre sin juicio.

Vamos a correr a un costado la expresión “poner la mente en blanco” para referirnos a la meditación, que puede resultar confusa, y vamos a sacudirnos la exigencia interna de imponernos que tenemos que llegar a algún lado o ser de cierta forma para poder meditar.

Te propongo que pongas en práctica lo siguiente:

Ejercicio

  1. Silenciá el celular, cerrá la puerta. Encontrá la forma de que por unos minutos nadie te interrumpa.

  2. Sentate cómodamente en una silla, de forma erguida, sin que te resulte una posición forzada o incómoda. Podés colocar almohadones en el respaldo si te resulta más cómodo.

  3. Tratá de no cruzar las piernas ni los brazos. Podes apoyar las manos sobres la falda o entrecruzarlas.

  4. Cerrá los ojos. Luego vas a prestar atención a tu respiración. Sentí como el aire entra y sale en forma natural.

  5. Si pasan pensamientos, no te preocupes, es normal. No queremos obligarnos a no pensar pero tampoco queremos quedar enganchados a los pensamientos. Entonces, si llega un pensamiento, te corrés. Si vuelve, lo corrés. Y así…

  6. Si surge un dolor, una molestia, una sensación de picazón en el cuerpo, tampoco te enganches con eso… no le prestes atención y vas a ver cómo se va, igual que los pensamientos.

  7. Quedate así por unos minutos. Puede ser 1, 5, 1o o 30. Al principio está bueno practicarlo más tiempo ya que se tarda más en llegar a un estado de relajación profunda.

  8. Cuando quieras abrir los ojos y empezar a moverte, recordá hacerlo despacio y en forma paulatina.

Sin importar el resultado, si hiciste este ejercicio ya empezaste tu práctica de meditación.

Calma interna. Quietud. Fuente: Tonn Motoki.

Para que entiendas mejor el objetivo de este ejercicio voy a contarte algo que me decía mi mamá cuando asistía a sus jornadas de meditación: “Imagina una botella con agua y tierra adentro revuelta. Visualizá qué pasaría si apoyas esa botella en una mesa….con el paso del tiempo, la tierra del agua se va a asentar en el fondo y el agua se va a volver cristalina. Ahora imaginalo como si efectivamente ocurriera.”

En este ejemplo la tierra representa ese caos que son todos nuestros pensamientos juntos y el agua clara sería el estado al que queremos llegar con la meditación, es decir, la calma. La botella a través del apoyo con la mesa encuentra quietud física. El que medita encuentra lo mismo a través de la quietud física y el contacto con la respiración.

Quedarnos quietos físicamente y llevar la atención a la respiración ayuda  a generar quietud en nuestros pensamientos y tal vez nos puede ayudar a hallar un espacio interno donde hay más claridad.

La Osteopatía

En una sesión de Osteopatía, a través del contacto de las manos del osteópata, el paciente siente su cuerpo, conecta con el. De cierta forma, ocurre lo mismo que con la botella de agua. La quietud (el apoyo en la camilla) y el contacto físico directo facilitan que el paciente transite una quietud interna y que el caos en su mente se asiente al igual que la tierra en la botella.

La mayoría de la gente consulta al osteópata porque siente alguna clase de dolor o malestar en el cuerpo. Pocos saben que la Osteopatía, por su forma de trabajo, también facilita  procesos de conciencia personal y corporal: los pacientes, con el paso de las sesiones, empiezan a registrar naturalmente, cada vez más, lo que les pasa a nivel físico, emocional y espiritual. Muchos se sienten más livianos al finalizar la sesión, y lo expresan con esa palabra. Otros liberan emociones durante la sesión. Emociones que cargaban de manera inconsciente se terminan expresando con palabras o reacciones corporales como risas, llantos o enojos.

Una paciente me confesó que, a partir de atenderse conmigo, notó que cuando buscaba un estado de calma, se visualizaba relajada en el consultorio y que esa imagen le servía para sentirse mejor.

Con el tiempo y dependiendo de los casos, la osteopatía permite llegar a otros estados de conciencia que, me atrevo a decir, tienen puntos en común con los estados a los que llegamos también gracias a la meditación.

Trabajo en el tórax. Momento de silencio.

Con ambas prácticas podemos lograr:

  1. Ganar conciencia física, emocional y espiritual.

  2. Llegar a una relajación profunda.

  3. Conectar con nosotros mismos.

  4. Ambas prácticas se potencian y complementan mutuamente.

 

Si quieren compartir sus experiencias con una o ambas prácticas pueden dejarlas en los comentarios. Los leo 🙂

La Osteopatía y la prevención en el deporte.

La prevención de lesiones es uno de los principales campos que vincula a la Osteopatía con la práctica del deporte.

Las lesiones deportivas se generan por múltiples factores: cansancio, fatiga muscular, elementos externos (malas condiciones de las instalaciones deportivas, comportamientos antideportivos del contrincante, etc.), malos hábitos en el entrenamiento, falta de fuerza, deshidratación, malnutrición (vinculado a la ingesta de elementos inadecuados para la práctica deportiva), etc.

La posibilidad de sufrir una lesión siempre está presente en el deportista independientemente de lo que este haga o deje de hacer. Las posibilidades aumentan en los dos extremos de la práctica deportiva: en alto rendimiento y en el “esporádico social”. Uno por exceso de exigencia, muchas veces mal acompañado,  y otro por falta de entrenamiento o preparación.

Más allá de que no existe una forma infalible de evitar una lesión, uno puede implementar ciertos hábitos y prácticas sanas que reduzcan considerablemente el riesgo. Esto implica trabajar en la prevención de lesiones.

PH Alexander Redl

Lo primero que es importante entender es que el deporte de por sí exige de nosotros realizar movimientos y fuerza en formas distintas a las que estamos acostumbrados y preparados en la vida cotidiana. Por ejemplo, no hay circunstancia cotidiana que nos  obligue a correr por 45 minutos seguidos atrás de una pelota o a usar la fuerza que hay que utilizar en el hombro durante el saque en un partido de tenis.

En la naturaleza el uso de la fuerza y la rapidez están asociados principalmente a momentos de supervivencia: cazar a un animal, trepar un árbol, escapar de un depredador, etc. Pero dichas actividades no duran tanto tiempo y, por sobretodo, no ocurren de forma sostenida. Hoy podemos caminar tranquilamente hasta un chino para comprar huevos o pedir un Rappi que nos traiga café de un Starbucks que está a cinco cuadras de casa.  Con esto quiero decir que es importante tomar con seriedad la práctica del deporte, para poder sostenerlo a lo largo del tiempo y que tenga el menor impacto posible. Entendiendo que el deporte implica exigencia real para el cuerpo, nos tomamos su cuidado con un poco más de seriedad.

Los deportistas entrenan para poder sostener en el tiempo la demanda que implica la práctica del deporte y de esa forma tener mayor rendimiento con el menor daño al cuerpo posible. En este último sentido, la Osteopatía juega un rol importante.   

Por un lado, actúa en la prevención entendida, desde este enfoque, como la capacidad del organismo de adaptarse ante situaciones de exigencia o estrés (deporte en este caso). En otras palabra, la Osteopatía trabaja sobre la base de la capacidad que tiene el organismo de autorregularse. Esa adaptabilidad está íntimamente vinculada a la libertad de movimiento que van a tener las distintas estructuras del cuerpo. Un cuerpo rígido va a tener menos posibilidad de adaptarse a estímulos externos que uno móvil. Se puede entender muy claramente si pensamos en la capacidad de amortiguación que tiene, por ejemplo un palo de escoba, y la que tiene un resorte. Claramente el movimiento y la adaptabilidad que tiene el resorte es mucho mayor al de la escoba. Y el cuerpo puede ser uno u otro, según el grado y el tipo de entrenamiento que tenga. 

El osteópata va a trabajar junto al paciente para que ese movimiento libre esté habilitado en el cuerpo y que, por lo tanto, la capacidad de adaptación durante sesiones deportivas sea mayor.

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En igual medida, en el caso de que ya se haya generado una lesión, el osteópata va a actuar sobre la rehabilitación de esa lesión que, siguiendo la misma línea, va a estar vinculada al movimiento. Cuando una estructura fue lesionada, el osteópata asiste en la devolución de movimiento natural y sano.

De igual modo, el tratamiento se enfoca en la búsqueda de posibles causas que hayan podido generar la lesión. En otras palabras, buscamos comprender el terreno que habilitó la lesión. Por ejemplo: una persona que está mal sentada 8 horas al día, que carga a las lumbares, va a tener pocas posibilidades de adaptación ante la exigencia de saltar para rematar un saque en voley.

En conclusión, la Osteopatía aporta al deportista una visión que se enfoca en la prevención y rehabilitación de lesiones y en cultivar su capacidad de adaptación ante estímulos deportivos exigentes. Sin embargo, el campo de la prevención también incluye: la buena nutrición, un entrenamiento acorde a la exigencia (musculación y elongación), buenos hábitos de juego y un descanso adecuado.  

   

¿Cómo afronta la Osteopatía una lesión de hernia de disco?

Las lesiones, dejando por fuera los accidentes,  no se generan de forma aislada. Siempre hay un terreno fértil previo que contribuye a la formación de la lesión.  Entonces, el primer paso del osteópata va a ser entender el terreno. A partir de la información de la anamnesis (preguntas para armar la historia clínica), de la observación y los testeos, para el final de la sesión el osteópata tiene un diagnóstico de qué condiciones pueden haber generado la lesión.

El tratamiento estará enfocado en desarmar, junto al paciente, ese camino que llevó hacia la lesión y en generar un plan para mejorar la lesión ya existente. En el caso de la hernia de disco, desarmar el camino que llevó a que la hernia se genere.

El origen de la lesión puede ser muy diverso, por ejemplo: contractura muscular, rectificación de la columna, malos hábitos de postura, diferencia de altura de miembros en forma prolongada, tensiones digestivas, etc.     

¿Qué es una hernia de disco?

Imagen de la columna vertebral lumbar. Arriba izq. vértebra tipo lumbar, a la der. el disco intervertebral. Abajo izq. articulación entre dos vértebras lumbares vista desde atrás, a la der. imagen de perfil de la columna lumbar con los discos entre las vértebras. Fuente: Atlas Netter.

Antes de hablar de las Hernias de Disco vamos a hablar brevemente de cómo está compuesta la columna vertebral. Está formada por un apilamiento de huesos (33 para ser exacta) que se articulan entre sí.

Entre hueso y hueso hay una estructura ovalada plana llamada disco intervertebral que está compuesta por una parte periférica llamada anillo fibroso y por una parte central central llamada núcleo pulposo. La función de este disco es amortiguar las presiones de la columna.

Cuando un lado del disco recibe más presión que otro, el anillo se lesiona y parte del núcleo pulposo sale hacia afuera en pequeñas o grandes cantidades (pequeña=protusión discal, grande=hernia discal) y genera irritación en estructuras cercanas (nervios),lo que genera dolor.

Las protusiones y las hernias discales están presentes en la mayor parte de la población. A veces no generan síntomas. Pero muchas veces, si no están muy avanzadas, se reabsorben solas. Pero ojo, no significa que no podamos hacer nada para prevenirlas o para mejorar nuestra condición una vez que ya las tenemos.

Lo que hay que entender es que la columna es sensible a presiones y tensiones externas e internas. Como usuarios y habitantes de nuestro cuerpo tenemos que ser conscientes de esto y amortiguar el impacto lo más posible.

Una hernia discal vista desde arriba. El núncleo pulposo sale hacia atrás y contacta con el nervio generando una presión. Fuente: Atlas Netter

 

Algunos consejos:

-Tener hábitos posturales sanos en el trabajo. Especialmente los que pasan mucho tiempo sentados o los que levantan peso. 

-Si haces algún deporte o actividad física, incluí ejercicios de elongación y estiramiento. Si jugás a nivel competitivo, complementá la actividad con ejercicios de fortalecimiento muscular. Los músculos sanos y fuertes ayudan a compensar las tensiones que recibe el cuerpo. Si están tensos y débiles generan más tensiones.

-Usá buen calzado. Desgraciadamente no caminamos más sobre pasto y tierra. Mayormente caminamos todo el día sobre cemento o pisos duros. Nuestro cuerpo no está preparado para recibir este tipo de impacto en forma constante. Mi consejo es usar calzado con cámara de aire o similar (que amortigüe). Si tenes pie cavo o plano, consulta si deberías usar plantillas.

-A la mañana, estirá. Las fascias, una red de tejido que une todo el cuerpo, se encuentra más blanda cuando nos despertamos. Aprovechá  ese momento para lograr un estiramiento general. 

-Como regla general, dormí boca arriba o de costado. Evita dormir boca abajo. Usá una almohada que le permita a tu cabeza permanecer en una posición alineada con respecto a la columna.

 

Recuperemos nuestra mente.

Después de pagar unas cuentas y transitar una larga fila, vuelvo a casa reflexionando. Me di cuenta que, más allá del fastidio de hacer la fila, había otra parte de mi que había disfrutado de estar ahí. Al rato fue evidente: estaba ahí haciendo una única tarea. Instintivamente había dejado mi celular en casa. Cada vez estoy más consciente de la paz que siento cuando, por un rato, dejo de lado mi celular y la compu.  

Me parece importante aclarar que no estoy en contra del uso de la tecnología. De hecho, uso varias redes sociales. Tengo whatsapp, estoy construyendo una app como emprendimiento personal (tema aparte) y, además, uso este blog como medio de difusión. Veo el valor en la tecnología y, al mismo tiempo, veo las cuestiones que como usuarios tenemos que tener en cuenta. Mi intención es hablarles sobre la salud (mi terreno) y la tecnología y compartir con ustedes algunas propuestas para desarrollar un vínculo más saludable con la tecnología:

La tecnología es una herramienta

Para que nuestro vínculo con la tecnología sea saludable es importante entender que la tecnología es una herramienta. Lo que hagamos con ella o lo que ella sea capaz de hacer depende en gran parte del tipo de uso le demos como usuarios.

La vulnerabilidad de la mente ante los estímulos

Los dispositivos móviles y las aplicaciones están generando sistemas y contenidos especialmente diseñados para mantenernos online lo más posible. Buscan captar al usuario, que se quede y que vuelva varias veces. La competencia pasa por captar aunque sea un poquito de nuestra atención. En este escenario, nuestra mente queda vulnerable, saturada de información y con poco espacio para llevar nuestra atención a las cosas que realmente importan: nuestros proyectos de vida, conversaciones con familiares o amigos, cuidado físico y mental, nuestra salud, el trabajo, etc.

Disponible las 24hs

Nos instalaron el chip de que somos más eficientes estando disponibles las 24hs del día. Esto no es cierto. Con las “distracciones” constantes que recibe nuestro cerebro (notificaciones del celular, mails, llamadas, programas de televisión, audios, etc) nuestra atención se encuentra dividida y repartida en muchos focos diferentes. El resultado de esto es que nos cuesta muchísimo enfocarnos plenamente en una sola tarea y terminamos siendo ineficientes. Por ejemplo ¿notaron lo difícil que resulta leer un libro últimamente?.

Algunas propuestas para recuperar la mente:*

-Silenciar el celular y apagarlo de noche. Si lo usás como alarma, podés comprarte un reloj de mesa o analógico. Si, todavía existen.

– Configurar las aplicaciones para recibir la menor cantidad posible de notificaciones en la compu y en el celular, y así elegir cuándo consultar tu mail o ver las novedades de las redes sociales.  

– Si estás trabajando en algo importante del laburo o de la facu y necesitás concentración, probá alejar el celular y ponerlo en silencio. Por ejemplo, lo podes dejar en otra habitación o cargando lejos de tu escritorio.

-Si vas a hacer alguna compra o diligencia podes dejar el celular, llevar un libro o salir con nada. Es una buena práctica para vivir en el momento, sea lo que sea que hagas. Vas a notar que tu mente lo agradece.

Como con una relación viciosa, al principio puede que sientas resistencia al separarte de tu celular o computadora, y no van a faltar excusas para volver a retomar el hábito. Eso es la resistencia. Pero recordá, necesitás a tu mente funcionando para y con vos, en el momento, y los más pequeños cambios en nuestra rutina pueden cambiar la forma en la que vivimos, trabajamos y hasta vinculamos – con nosotros mismos y con los demás.  

 

*Avisos y condiciones: todo eso sí depende de vos.

¿Por qué es importante sentir?

Con el ritmo que llevamos hoy, el sentir perdió el lugar de privilegio que tenía en nuestra infancia o el que le dimos como humanos en otros momentos de la historia. En lugar de sensaciones y sentimientos depositamos, cada vez más, pensamientos. La mente nos hace dudar, nos confunde y, a veces, nos hace sentir mal. No porque haya algo malo con ella en sí, somos nosotros los usuarios que la estamos usando de manera poco saludable y nos olvidamos que la mente es sólo una parte de todo lo que nos conforma. Hay que tener en cuenta que la mente no es neutra, viene acompañada de nuestro condicionamiento. A veces podemos identificarlo y no oírlo, otras veces puede fallar. Es en ese momento cuando el malestar suele instalarse.

Otro punto importante a entender es que la mente no diferencia entre las cosas que pensamos y las que son reales. Si pensamos algo en cierto nivel lo volvemos real. Por ejemplo: si pensamos que somos incompetentes para realizar cierta tarea, nuestro cerebro lo va a tomar como una verdad, independientemente de que lo seamos en verdad. Evidentemente esto puede condicionar tanto limitaciones o potencias, depende de la naturaleza de nuestro pensamiento (si nos tiramos para abajo o si somos optimistas y nos alentamos todo el tiempo).

Con todo esto no estamos hablando de reprimir pensamientos ni mucho menos. No es esa la búsqueda que proponemos acá. Estamos empezando a hablar de por qué es importante acotar a la mente. Ese es el primer paso. Lo que sigue es retomar el sentir. Nuestro cuerpo es el gran protagonista.

Con sentir no nos referimos a la interpretación de lo que sentimos, nos referimos a solo sentir lo que sea que ocurre (factores externos), lo que sea que nos ocurre (factores internos), en el momento (ahora).   

Cuando logramos sentir, la mente se aquieta. En lugar de un embotellamiento de pensamientos, tenemos una ruta despejada. Cuando logramos sentir notamos cosas que no habíamos notado antes. Cuando logramos sentir vivimos plenamente el mundo interno y el mundo que nos rodea. Cuando logramos sentir no somos un ser dividido o segmentado por nuestra cabeza, somos una unidad eficiente y plena.

Además de ayudar a aliviar dolencias o malestares, la Osteopatía nos puede ayudar a reconectar con nosotros mismos. Para poder sentir y trabajar, el Osteópata entra en un silencio interno de concentración y relajación, producto de una búsqueda profunda del origen del malestar del paciente. Esta clase de silencio se puede transmitir al paciente en forma natural que, a lo largo de una o varias sesiones, va entrando en una sintonía de relajación. El Osteópata le espeja al paciente lo que siente y observa y a través del trabajo lo ayuda a sentir.          

Por eso el trabajo es conjunto y enriquecedor para ambas partes.

 

La leyenda del Ciático.

Las veces que sentimos dolor en la espalda (agregue columna, cintura, lo que quiera) solemos culpar al Ciático. Pero… ¿es el responsable? No siempre.

Arranquemos por el contexto:

La columna es un conjunto de vértebras (un tipo de hueso) que se articula o une con la pelvis. Pegados a la columna tenemos 5 plexos. Los plexos son redes de pequeños nervios, que cuando se juntan forman otros nervios más grandes (como el Ciático).

Columna lumbar y pelvis con plexos y músculos de la región. Imagen del Atlas de Anatomía Humana de Netter.

El Nervio Ciático “nace” de entre dos plexos (Lumbar y Sacro, ubicados cada uno respectivamente en esas zonas).  Luego sigue su recorrido por la pelvis y se ramifica hasta llegar el pie.

Nervio Ciático-Osteopatía Lanziano

Nervio Ciático en su origen. Imagen del Atlas de Anatomía Humana de Netter.

¿Y para qué me sirve saber esto?

Ahora podemos entender que hay estructuras que pueden afectar al nervio.

Estos plexos y el mismo Nervio Ciático, en sus recorridos, están en contacto con múltiples estructuras del cuerpo: la columna, la pelvis, músculos, ligamentos, órganos, etc.

Esto quiere decir que cualquiera de estas estructuras, potencialmente, puede presionar al nervio y/o a los plexos y,por ende, afectar al nervio. Por ejemplo: el músculo piramidal es íntimo amigo del Ciático, lo abraza. A veces, por exceso o falta de actividad física, el piramidal puede acortarse o contracturarse. Cuando eso pasa se inflama y presiona al Ciático.

Una vez que aprendimos esto podemos sacar varias conclusiones:

  • Si estructuras vecinas pueden, potencialmente, comprimir al Nervio Ciático, trabajar esas mismas estructuras (ejercicio, elongación, etc) lo pueden liberar.
  • Sentir dolor por el nervio Ciático (ciatalgia) no es cosa de la edad, no lo sufre gente mayor solamente. A cualquiera, independientemente de la edad, nos puede pasar por múltiples motivos. Por ejemplo: tensiones musculares producto de actividad física en exceso o mal realizada, posturas viciosas en el trabajo o durante el estudio, etc.

Ahora….es importante tener claro cuáles son los síntomas del nervio ciático. A veces parece que es el responsable de todos los dolores y no lo es realmente.  

Estos son los síntomas que nos pueden indicar que está comprimido el nervio ciático:

  • Dolor irradiado en el glúteo, parte de atrás del muslo, pierna, pie y, a veces, dedo gordo. Esto suele ocurrir de un solo lado del cuerpo.  
  • En general, el dolor mejora cuando caminamos o estamos acostados y empeora al ponernos de pie o al estar parados.
  • En casos más avanzados (hay casos en los que la compresión tiene larga data), se puede sentir debilidad o adormecimiento en la pierna y/o el pie.

Importante.

Si sentís alguno de estos síntomas: cuidate, prestá atención y consulta a un profesional de salud para que haga un diagnóstico.

Finalmente, nos preguntamos… La Osteopatía, ¿trabaja estas dolencias?

Sí y no. Podemos ayudarte a sentirte mejor y que esas tensiones que están generando dolor se alivien. Sin embargo, recordá que el protagonista acá sos vos. Tu cuidado personal y salud dependen de vos. Recordá también que estos dolores no vienen a molestarte (aunque a veces duelan mucho). El dolor es tu cuerpo expresándose, queriéndote decir algo. Escuchalo y aprovecha de sacar un aprendizaje de esto.  

Rectificación y Osteopatía.

Comencemos con algunas definiciones para aclarar el panorama….

La columna vertebral es un conjunto de vértebras (huesos) que se disponen en forma apilada. Entre vértebra y vértebra se encuentran unas “almohadillas” de cartílago llamadas discos intervertebrales que cumplen principalmente una función de amortiguación.

La columna tiene cuatro porciones: la cervical, la dorsal, la lumbar y la sacro-coxis. Lo que dicen los libros, a su vez, es que hay dos tipos de curvaturas “normales” o esperables.

Por un lado, las curvaturas lordóticas, que corresponden a los segmentos lumbar y cervical y por otro, las curvaturas cifóticas, que corresponden a los segmentos dorsal y sacro-coxis. En el primer caso los segmentos tienen una forma de “S” y en el caso de las cifosis tienen una forma de “C”.   

La rectificación de la columna vertebral implica la alteración de alguna de estas curvaturas. Significa que en lugar de haber una curvatura en forma de “S” o de “C”, va haber una curvatura recta, sin o casi sin curvas.

Rectificación Cervical-Osteopatia Lanziano

Ejemplo de rectificación cervical. Izq. rectificado. Der. «normal».

Implicancias

Para entender las implicancias de las rectificaciones en la columna, es útil visualizar a la columna con curvas, como un resorte, y a la columna sin curvas (rectificada) ,como un palo.

El resorte, cuando es sometido a peso, es capaz de amortiguar lo que recibe y minimizar el impacto. El palo no tiene esa capacidad. Todo el peso impacta directamente sobre él y si recibe estímulos en forma continua, hasta puede romperse.

Nuestra columna, con sus curvas, hace lo mismo: amortigua el peso que recibe y, de esta manera, minimiza el impacto y evita posibles lesiones.

Cuando esta curvatura no está presente tenemos que saber varias cosas:

-No hay nada que haya fallado en nuestro cuerpo. No hay nada malo. El cuerpo arma su estructura según los estímulos que recibe, según sus posibilidades, etc.

-Hay mucha cosas que podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de amortiguación con la columna que tenemos.

-El diagnóstico de rectificación no siempre es correcto y no es determinante. A veces las contracturas musculares, cuando son intensas, pueden borrar las curvaturas.

Frentes: Prevención y tratamiento.

La prevención consiste en tomar conciencia en nuestro día a día de cómo levantamos peso y evitarlo cuando es posible. En el siguiente esquema se muestra la forma correcta.

osteopatia lanziano-rectificación-peso

Cómo debemos levantar peso.

La clave: el peso lo más cercano posible a nuestro cuerpo y usamos la fuerza de nuestro dos brazos por igual y flexionamos las dos rodillas (Figura C).  

En cuanto al tratamiento, está bueno combinar actividad física con alguna terapia médica que acompañe. Si, por algún motivo, no podés dejar de levantar peso (trabajar levantando cajas, mudanza, etc) o realizás actividades de impacto (deportes, danzas, etc.) es recomendable que comiences ejercicios de fortalecimiento y estiramiento de las zonas requeridas en la actividad que practicás.  

En líneas generales se recomienda realizar actividades físicas como yoga, pilates y natación ya que proponen movimientos de estiramiento y sin demasiada impacto. Si no te agradan estas actividades, consulta con tu médico o profesional de la salud para evaluar otras opciones.

La Osteopatía puede colaborar en la recuperación de la movilidad de un segmento rectificado, actuar en forma preventiva de los posibles síntomas (dolores de cabeza, mareos, dolores de cuellos, bruxismo, etc) y, con tiempo, liberar las articulaciones comprimidas y aliviar tensiones musculares y de estructuras cercanas, minimizando la rectificación.

¿Qué sostiene al cuerpo?

Quizás lo primero que cruza por tu mente es «¡los huesos!»….

Esto es cierto pero únicamente en forma parcial…

En concreto son varias las cosas que nos permiten estar de pie y caminar. Se podría decir que el cuerpo es excelente trabajando en equipo. Así es más eficiente. De hecho, las divisiones anatómicas que conocemos hoy en día (sistema circulatorio, músculo glúteo mayor, arteria femoral, etc) son solo reales en la teoría. En la práctica, las separaciones entre un sistema (o estructura) y otro no existen.

Por ejemplo, la articulación del tobillo no puede funcionar si no trabaja en conjunto con los músculos, si no recibe nutrición de la sangre y de los nervios, si el sistema linfático no retira sus desechos, etc.   

Desde el enfoque osteopático, el principal sostén del cuerpo son las “fascias”.  Pocos saben qué son y otros quizás nunca las escucharon nombrar.

Se puede decir que las fascias son una red muy grande y fuerte de tejido fino que recubren todas las estructuras del cuerpo. Arma como «bolsitas». Algunas de las más conocidas son las fascias del corazón (pericardio), de los pulmones (pleura), entre otras. Si bien se le da nombre a cada porción de fascia, de acuerdo a la estructura que envuelve, no existe tal separación. Una gran fascia envuelve todo y nos mantiene unidos como cuerpo (permite que no nos desarmemos, por decirlo así). Hasta tal punto, que si retiramos todo el tejido del cuerpo, menos la fascia, la apariencia humana se conservaría. Entonces podríamos decir que, cuando se trata de mantener el cuerpo unido, la fascia es una de las protagonistas principales.  

La fascia del músculo visto por un microscopio. Fuente: http_www.juliazatta.com_fascia_

 

Pero…¿qué hacen los huesos, entonces?

Aportan estructura, dan forma al cuerpo y sirven como sitio de inserción de músculos, ligamentos y órganos.   

 

Otras funciones de las fascias

  • Soporte y guía del sistema sanguíneo (venas, arterias, linfáticos) y del sistema nervioso (nervios). Esto quiere decir que a través de las fascias van a pasar los vasos de estos dos sistemas.  
  • Protege al cuerpo de tensiones y estrés que pueda sufrir.  
  • Amortigua las cargas de peso que puede recibir el cuerpo.    

 

Dato y consejo

La fascia a la mañana es más blanda, tiene más líquido.

Una buena práctica para la mañana es practicar algo que en otros contextos sería inapropiado. Esto es: estirarse, lo que se llama desperezarse.

Con estos movimientos aprovechamos la flexibilidad de la fascia a la mañana y literalmente nos estiramos. Puede suavizar entumecimientos generados por alguna posición viciosa que adquirimos durante la noche. Y así empezamos el día más relajados, evitando contraer posibles contracturas.

Cada estructura que compone el cuerpo (músculos, huesos, ligamentos, fascias, piel, tendones, etc.) opera de manera conjunta cumpliendo la función de mantenernos unidos. Y las fascias cumplen esa función por excelencia.

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